Cidinha Sequeira habla de su compromiso político con la accesibilidad >> VIDEO
Cidinha Siqueira nos cuenta su experiencia de compromiso personal y político en la promoción de la accesibilidad y la inclusión. En el transcurso de su video-conversación veremos imágenes en su papel político, sentada en su silla de ruedas y hablando por el micrófono. La foto de un autobús accesible y un aula donde, en primer plano, hay un alumno, sentado en su silla de ruedas, que tiene un pupitre accesible. En otra imagen vemos a Cidinha en medio de un grupo de niños con los ojos vendados, y finalmente entregando un trofeo a los deportistas en silla de ruedas.
Mi nombre es Cidinha Siqueira, vivo en Brasil, en la ciudad de Goiânia, estado de Goiás. Tengo la piel blanca, ojos verdes, uso gafas, uso silla de ruedas y hoy llevo una blusa con motivos florales. Tuve polio, la contraje con 9 meses y no he vuelto a caminar desde entonces.
Soy pedagoga, y psicóloga y tengo varias especializaciones en psicología. Fui concejal durante dos mandatos en la ciudad de Goiânia, con el cargo de superintendente de la Secretaría de Derechos Humanos y también de la Secretaria de Movilidad reducida y Accesibilidad.
Propongo algunas consideraciones sobre la inclusión de personas con discapacidad.
Una persona con discapacidad a menudo se encuentra con muchas formas de exclusión de la vida social, y esta exclusión genera muchos problemas por lo cual la persona misma termina sintiéndose inferior; debido a esto vi que existía la necesidad de garantizar una legislación protectora y comencé a luchar para que eso sucediera.
Cuando llegué al Consejo creamos una marca (o distintivo) de accesibilidad para intentar asegurarnos que en todos los espacios públicos se percibiera la importancia de la accesibilidad. Una flota de autobuses, 100% accesible, con menús en braille para ciegos, pupitres escolares accesibles para personas con discapacidad, y esto se hizo con mi primera ley, porque estaba implantando mis aprendizajes en todas las escuelas escribiendo en una carpeta sobre mis piernas, ya que no había escritorios adecuado para mi condición.
Y luego vi lo mucho que teníamos que hacer para garantizar el acceso más digno para las personas con discapacidad.
No fue fácil. En Goiânia, cuando empecé (fue en los 90), no había rampas en las aceras, no había suelo táctil. He participado activamente en varias reuniones de elaboración de la Declaración de Derechos Humanos y también de la Convención de Derechos de Personas con Discapacidad, para que se planteara lo recogido en la Convención a nivel de ley brasileña. Esto fue un hito en la historia para personas con discapacidad.
Era lo que necesitábamos para hacer efectivas estas leyes. Sabemos que Brasil tiene una legislación inmensa, pero que no se aplica realmente. Es un proceso lento, porque hay que afrontar los prejuicios, tenemos que afrontar diversas formas de barreras arquitectónicas y de actitud.
Pero lo que tenemos que darnos cuenta es que cada uno de nosotros es responsable de hacer este mundo major. Porque si cada uno hace su parte, seguro, todo mejorará en la vida, No solo para personas con discapacidad, pero también la persona mayor, la madre con el cochecito del bebé, podrán beneficiarse de las mejoras que se consigan en torno a la accesibilidad.
La discapacidad no está en nosotros en la persona discapacitada. La discapacidad está en la forma en que la sociedad se organiza. Os pregunto: uso silla de ruedas, ¿Podría ir a vuestra casa y usar el baño? A menudo, la mayoría las puertas del baño son de 60cm y la silla de ruedas no pasa.
Entonces necesitamos interiorizar este concepto: el espacio accesible es un derecho constitucional. Es un derecho que la persona debe poder ejercer, de poder moverse con libertad. Entonces tenemos que construer este mundo de manera que todos tengan cabida.
Me gustaría dejaros un pensamiento mío que dice: «La dimensión de la democracia y la ciudadanía es proporcional a la accesibilidad de una ciudad».
Un beso cariñoso para todos.